
La Carbonada Mendocina
Cuando llega el invierno en Mendoza, hay un plato que no falla en ninguna casa: la carbonada mendocina. No es solo un guiso, es una tradición que pasa de abuelas a nietas, un abrazo calentito que te hace sentir en casa y que celebra todo lo bueno que nos da la tierra. Hoy, te voy a contar la historia y los secretos de esta delicia, y te voy a tirar unos tips de vinos para que la rompas con el maridaje.
Un Viaje con Sabor a Historia:
La carbonada tiene raíces antiguas, de cuando los españoles llegaron y mezclaron sus comidas con las nuestras<. En Mendoza, le dimos nuestro toque especial, con ingredientes como el zapallo, el choclo y el durazno, que le dan un dulzor y una onda única a la carne tiernita.
Cada familia tiene su librito, pero hay cosas que no cambian: la carne en cubitos, el zapallo en trozos, el choclo desgranado, los orejones y el arroz. Algunos le ponen papas, batatas o pasas de uva. Pero lo que nunca falta es el amor y el tiempo que le dedicamos, porque la carbonada es un plato que se cocina a fuego lento, con paciencia y cariño.
El Ritual de la Cocina Mendocina:
Hacer carbonada es casi como un ritual. Primero, sellás la carne en una olla grande, dorándola bien por todos lados. Después, le agregás las verduras y las frutas, y se arma una fiesta de colores y aromas. El caldo de carne o de verduras le da vida al guiso, que burbujea suavemente hasta que todo está tierno y jugoso.
El truco está en el equilibrio de los sabores. El dulzor del zapallo y el durazno se pelea amigablemente con el sabor intenso de la carne y las especias. El choclo le brinda cremosidad, y los orejones le ponen un toque agridulce. El arroz, cocinado en el mismo guiso, absorbe todos los jugos y se convierte en el compañero ideal.
Maridaje con Alma Mendocina:
Para acompañar este plato contundente y con tanto sabor, te propongo un viaje por los vinos de Mendoza.
- Opción 1: Un Malbec joven y frutado. La frescura y la fruta roja de un Malbec joven le hacen re bien el aguante al dulzor de la carbonada, y sus taninos suaves no se pelean con la ternura de la carne.
- Opción 2: Un Bonarda. La acidez del Bonarda te limpia el paladar entre cada bocado, y sus notas especiadas realzan los sabores del guiso.
- Opción 3: Un Syrah con cuerpo y especiado. Si te animás a algo más intenso, un Syrah con cuerpo y notas a pimienta negra y clavo de olor puede ser una opción tremenda, dándole más complejidad y profundidad al plato.
Un Plato para Compartir y Celebrar:
La carbonada es un plato que te invita a juntarte con la gente que querés, a compartir momentos especiales. Ya sea en un almuerzo de domingo o en una noche fresca de otoño, siempre hay una excusa para disfrutar de este manjar mendocino.
Así que la próxima vez que te den ganas de cocinar algo rico y con historia, animate a preparar una carbonada y a descubrir la magia de sus sabores. Y no te olvides de acompañarla con un buen vino, para brindar por la tradición, la cultura y el placer de comer como los dioses.