Chile: ¿Cambiar viaje de compras por la ruta del vino?

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El enoturismo global está en pleno auge, y un reciente informe de Vinetur sobre los destinos más destacados de 2025 nos invita a una profunda reflexión. Mientras países como Sudáfrica escalan posiciones y se coronan como líderes, impulsados por la accesibilidad de sus precios y la riqueza de sus experiencias inmersivas, Mendoza, el corazón de la vitivinicultura argentina, parece transitar un camino diferente. La estrategia de «premiumización» de sus vinos y servicios turísticos genera un desafío crucial.

El enoturismo global en 2025: un ranking revelador

Según el estudio internacional de Vinetur, el interés por las catas de vino y las experiencias enoturísticas ha crecido notablemente, con más de un millón de búsquedas en internet relacionadas. El ranking de los destinos enoturísticos más atractivos para 2025 posiciona a:

Este informe destaca que países como Sudáfrica y Portugal ofrecen alternativas accesibles tanto para quienes buscan aprender sobre vinos como para quienes desean disfrutar del entorno natural y cultural asociado a esta actividad. La asequibilidad y las experiencias inmersivas son los motores de este auge.

El contraste global: Sudáfrica y la accesibilidad

El éxito de destinos como Sudáfrica en el enoturismo se basa en una combinación potente: vinos de calidad, paisajes atractivos y, fundamentalmente, una relación precio-calidad que los hace altamente competitivos y accesibles para un público amplio. Sus experiencias enoturísticas no solo son memorables, sino que también son asequibles, lo que impulsa un flujo constante de visitantes que buscan una inmersión auténtica sin desequilibrar su presupuesto.

La comparación con Chile: ¿un destino atractivo para el enoturismo?

Al analizar el panorama regional, la comparación con Chile se vuelve inevitable y, para el bolsillo argentino, quizás una oportunidad. Chile, que figura entre los top 10 destinos enoturísticos globales, ha logrado mantener una oferta que, si bien no siempre es marcadamente inferior en precios, sí presenta una oportunidad para el turista que busca opciones diversas.

Las experiencias enoturísticas en Chile, aunque tienen rangos de precios variados, a menudo ofrecen propuestas que se perciben como más competitivas o con una relación valor-precio atractiva para el visitante.

Esta diferencia en la percepción de valor, sumada a la búsqueda de experiencias auténticas que no siempre impliquen un desembolso exorbitante, podría generar un traslado del enoturismo hacia Chile. Para el argentino, que tradicionalmente cruza la cordillera en busca de ofertas en compras, la posibilidad de sumar recorridos por bodegas y degustaciones de vino a precios que se perciben como más competitivos se vuelve un atractivo innegable. Los turistas, tanto regionales como internacionales, que buscan disfrutar de la cultura del vino sin un presupuesto ilimitado, podrían encontrar en el país vecino una alternativa cada vez más atractiva, lo que representaría un desafío directo para la competitividad enoturística de Mendoza. ¿Será que, además de ir de compras a Chile, ahora también nos conviene cruzar para hacer la ruta del vino? La pregunta es retórica, pero puede generar una tendencia, preocupante, y una amenaza para la industria mendocina.

La amenaza chilena: ¿cómo retener al público mendocino?

El desafío para Mendoza no es solo mantener su posicionamiento global, sino, y quizás más urgente, retener a su público cautivo: el turista nacional y, en particular, el propio mendocino. Ante la creciente amenaza de que los amantes del vino crucen la cordillera no solo por compras, sino también para disfrutar de experiencias enoturísticas más accesibles y diversas en Chile, la industria local debe actuar de forma coordinada.

El futuro del enoturismo en Mendoza dependerá de su capacidad para ser un destino inclusivo, que celebre su excelencia sin olvidar la importancia de la accesibilidad y la necesidad de competir estratégicamente. Solo así podrá asegurar un crecimiento sostenible para toda la cadena de valor vitivinícola y evitar que su propio público elija otros horizontes.